Alimentos que no puedes tomar durante el embarazo
Si bien antes una embarazada comía jamón y no pasaba nada, ahora ya no es posible. Las mujeres embarazadas, además de llevar una dieta rica en nutrientes, deben evitar algunos alimentos que son un riesgo para su salud y la del bebé. ¿Quieres saber cuales son?
Es importante no obsesionarse con la alimentación. Tampoco hagáis mucho caso a los consejos de madres, amigas, abuelas o vecinas… porque muchas veces genera agobio. Si tienes dudas o quieres hacer alguna pregunta en concreto, lo mejor es que acudas a la consulta del ginecólogo.
HUEVOS
Una embarazada no puede comer huevos crudos o pocos cocidos porque pueden contener salmonela. No es que la salmonela pueda poner en riesgo a tu bebé, pero puede provocarte una diarrea o vómitos y dejarte débil de salud.
Pero tranquila. Pues seguir disfrutando de esas tortillas tan ricas con alternativas vegetales al huevo. Una opción es mezclar harina de garbanzos, harina de soja y de trigo, y hacer una masa que quede semi líquida. Échalo a la sartén todo batido y tendrás tu tortilla lista para comer.
QUESO
Todas las amantes del queso seguro que ahora mismo estáis diciendo «noooo». Siento deciros que los quesos azules y blancos son quesos menos ácidos que los curados duros, lo cual significa que pueden tener bacterias como la listeria. Una embarazada es 20 veces más vulnerable que cualquier otra persona y puede provocar un aborto o enfermedades graves al feto. Así Que mejor evitarlo
CARNE CRUDA
La carne poco hecha puede tener toxoplasmosis, una infección que causa un parásito que está en la carne y puede producir ceguera, retraso mental o epilepsia al bebé. Toda la carne que comáis tiene que estar bien hecha, es decir que no sangre ni esté rosada.
El pescado, como el atún rojo, emperador, caballa… todos ellos tienen mercurio, por lo que se recomienda que si una mujer embarazada quiere comer pescado, opte por los pescados blancos. Si quieres obtener la grasa omega 3 que tienen los pescados azules, puedes comer nueces o semillas de chía.
En el caso del marisco hay que tener cuidado. Todos aquellos que se comen crudos, pueden intoxicarte con bacterias y virus.
CAFEÍNA
La cafeína. Si estás embarazada y eres cafetera, despídete de la cafeína. La cafeína llega a la placenta y al feto directamente. Esto puede provocar que nazca con poco peso y desarrolle enfermedades como diabetes o enfermedades del corazón.
La cafeína no solo la encontramos en el café, también en el té que tiene teína y el chocolate. Si tienes ese hábito de tomar café en tu día a día, te recomiendo que lo sustituyas por una infusión de manzanilla. Además es muy placentera y te ayudará a entrar en calor.
Y hablando de cafeína, también mencionamos el alcohol. Olvídate de eso de “solo una copa”. El alcohol puede provocar un aborto y riesgo de muerte fetal. Además, hay casos que han demostrado que el alcohol ha provocado el síndrome de alcoholismo fetal, y que produce deformidades en la cara, problemas de corazón y retraso mental.
PLATOS ELABORADOS
Aunque sean muy cómodos, tienen demasiadas grasas, azúcares y calorías. Tienes que escapar de alimentos procesados calóricos y comprar ricos en micronutrientes como los frutos secos, frutas, verduras y legumbres.
Tampoco nada de bollería industrial, ya que puedes sufrir complicaciones en el parto y que el niño nazca con sobrepeso.
JAMÓN SERRANO
El jamón al ser carne cruda tiene un parásito llamado toxoplasma, que puede provocar malformaciones, pero hay estudios que demuestran que sí se puede comer jabón ibérico. Ese parásito se muere en el proceso de curación.
CLAVES PARA CUIDARSE EN EL EMBARAZO
- Bebe suficiente agua. El cuerpo de una embaraza experimenta una serie de cambios, por lo que tiene que estar hidratado no sólo por dentro sino también por fuera, como es el caso de la piel. Te aconsejo tomar de 8 a 12 vasos de agua al día.
- Sigue una dieta variada y saludable, donde se incluyan frutas, verduras y algunos nutrientes para el crecimiento del bebé como son el hierro, ácido fólico, vitamina C, omega 3…
- Haz un poco de ejercicio o sal a caminar, siempre y cuando no existan complicaciones y lo hayas consultado con tu ginecólogo.
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